Reutilización de aguas grises: Una práctica al alcance de todos

De todos es sabido que la población mundial crece y el estilo de vida que llevamos no invita a un consumo racional del agua, más bien todo lo contrario. Si la población sigue aumentando al ritmo actual, de los 7.400 millones actuales pasarán a ser 9.200 millones en el año 2050. Esto se traduce en una exigencia de agua potable que para entonces será extremadamente elevada, difícilmente sostenible, imposible. Según el último informe de Naciones Unidas 7.000 millones de personas sufrirán escasez de agua para el año 2050.

Por otra parte, el calentamiento global está produciendo una menor incidencia de lluvias en diferentes partes del mundo, siendo esta una de las mayores fuentes de agua potable. La actividad industrial, las erupciones volcánicas y terremotos contribuyen de forma importante en la contaminación de aguas subterráneas y ríos.

Con un panorama así, me pregunto: ¿somos conscientes realmente de todo el trabajo que hay detrás de ese grifo que abrimos en nuestra casa, para servirnos de agua potable?. ¿Hacemos un uso adecuado de ese agua?. Estoy segura de que la gran parte de las personas diríamos que no; un uso excesivo o inadecuado suelen ser los errores más comunes. ¿Por qué no se incentivan prácticas tan ventajosas como la de reutilizar las aguas procedentes de nuestros hogares?. Dejando aparte el impulso necesario que debe llegar desde las diferentes instituciones públicas competentes, en mi opinión, se hace también necesario impulsar aun más la concienciación social para que la implantación de actividades como la reutilización de las aguas grises, se convierta poco a poco en práctica cada vez más extendida, hasta llegar a considerarse totalmente necesario.

Como sabemos, entendemos por aguas grises, todas las aguas residuales domésticas que se generan en los procesos de un hogar, tales como la limpieza de utensilios, lavadora, baño, etc. excepto aquellas que provienen del inodoro. Estas aguas tienen una carga contaminante inferior a las aguas residuales y, por esta razón, su tratamiento es más simple.

La depuración de las aguas grises es de gran importancia ya que pueden ser regeneradas para reutilizarse como agua de riego de jardines o en la carga de cisternas de inodoros. Esta práctica tiene grandes ventajas desde un punto de vista medio ambiental, al mismo tiempo que supone un ahorro en el consumo.

Pero, cuantifiquemos de forma simplificada. La generación de agua en una vivienda de 4 personas es de unos 600 L/día. Esto significa que con el aprovechamiento de las aguas grises tenemos agua reciclada para el uso del inodoro de todo un año (38.000 L) así como también para el riego diario del jardín (100 puntos de goteo). Al mismo tiempo devolvemos al medio unos 140.000 L de agua de muy buena calidad.

Somos millones de personas las que desde nuestras casas podemos poner nuestro granito de arena ayudando a ahorrar agua potable, con pequeñas modificaciones en nuestro hogar y sobretodo, en nuestros hábitos diarios.

Existen multitud de aplicaciones diarias que no requieren de un agua de calidad potable y para las cuales, las aguas grises procedentes de duchas y lavamanos, convenientemente tratadas, son una alternativa eficaz y adecuada: cisternas de inodoro, riego, limpieza, etc. Aplicando la tecnología conveniente, se puede reducir un 40% el consumo de agua apta para el consumo humano de nuestros edificios, según la Guía Técnica Española de Recomendaciones para el Reciclaje de Aguas Grises en Edificios. Las aguas grises una vez tratadas, tienen en la actualidad múltiples ámbitos de aplicación, tanto en viviendas, uni o plurifamiliares, hoteles y residencias, polideportivos, edificios industriales, así como en grandes superficies, etc.

En cuanto a los sistemas de tratamiento a recibir por parte de estas aguas grises antes de ser reutilizadas, existen diferentes posibilidades: físicos, fisico-químicos, biológicos e incluso existe la posibilidad de reutilización directa, simplemente con la ayuda de aparatos sencillos para recoger el agua gris y enviarla directamente a los puntos de uso sin tratamiento previo y con ausencia o mínimo almacenaje.

En cualquiera de los casos, instaurar esta práctica en nuestros hogares no conlleva un fuerte desembolso económico y las ventajas son múltiples e inmediatas. Del mismo modo, la reutilización de aguas grises puede suponer un importante ahorro en el consumo de este medio dentro del sector industrial, ya que una gran parte de él depende fuertemente del agua pudiendo bastar, en muchas ocasiones con emplear agua regenerada (debidamente tratada con anterioridad) para llevar a cabo procesos tan generalmente empleados como los de limpieza, por ejemplo.

Una vez expresado mi razonamiento al respecto, finalizo planteándoos nuevamente una pregunta: ¿no os parece que ya es hora de cambiar nuestros hábitos con respecto al consumo de agua potable?. No parece lógico que en pleno siglo XXI, en un país desarrollado como es España, se derroche agua potable tanto a nivel doméstico como industrial, sin que se castigue por ello.

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