El agua y los viajes – Agua, una declaración de vida sana

Hasta hace poco, se podía decir que viajar era solo para unos pocos privilegiados del mundo, pero cada vez más, cualquier familia normal y corriente puede viajar con toda normalidad y sin ningún problema. No solo viajan adultos, o personas jóvenes, sino también niños, ancianos, personas con enfermedades crónicas, mujeres embarazadas, etc. Se realizan viajes a lugares exóticos y a menudo, estos lugares pueden tener condiciones climáticas, sanitarias e higiénicas muy diferentes a la de los países desarrollados. Esto es un factor de riesgo para cualquier persona, sobretodo cuando el cuerpo necesita agua y necesita hidratarse.  Las enfermedades más frecuentes en estos casos son aquellas transmitidas por el agua y los alimentos.

La diarrea afecta al 20-50% de los viajeros. Este trastorno puede causar situaciones embarazosas, molestias o incluso sufrimiento y trastocar los programas de turismo o de negocios. En los individuos más vulnerables la diarrea también puede ser grave y hasta mortal sino se trata con rapidez y eficacia. Entre otras enfermedades trasmitidas por los alimentos y por el agua, los viajeros pueden contraer fiebre tifoidea, poliomielitis, hepatitis viral A y varias infecciones parasitarias. El mejor modo de protegerse es elegir y preparar con esmero los alimentos y las bebidas. Lamentablemente, la apariencia de los alimentos no es garantía de seguridad, porque las comidas contaminadas pueden tener un aspecto muy tentador.

Hay que tener cuidado con alimentos como la leche, o alimentos crudos como los vegetales, es mejor asegurarse con alimentos que puedan pelarse y limpiarse en el momento de comerlo, puesto que pueden estar contaminados y ser peligrosos. Los platos que contienen huevos crudos o poco cocidos, como la mayonesa y otras salsas de algunos postres, también son una fuente importante de peligro. Si nos referimos a comida cocinada, es mejor asegurarse de que este recién cocida y bien caliente.

La leche sin pasteurizar debe hervirse antes de consumirla. Salvo que sea de pureza comprobada, el agua para beber a de hervirse, clorarse y filtrarse. Es preferible evitar el hielo, salvo que conste que se ha preparado con agua sana. Las bebidas como vino, cerveza, té o café caliente, aquellas adicionadas con anhídrido carbónico o con zumos de frutas envasados suelen ser seguros. Pueden utilizarse comprimidos desinfectantes de liberación lenta o instalar un filtro en el grifo de agua para obtener una desinfección segura.

Es importante solo usar agua que sepamos que esta desinfectada y filtrada, no solo para beberla, sino para cocinar cualquier cosa o para hacer hielo. Si por cualquier cosa se padece diarrea, es necesario beber agua en abundancia, así como una solución rehidratante que contenga sal y glucosa. La deshidratación causa por la diarrea puede ser peligrosa a cualquier edad, pero más en los niños pequeños.