No he dejado escapar la oportunidad de escribir coincidiendo con la celebración del #DiaMundialdelMedioambiente y el #DiaMundialdelosOceanos: Dos fechas destacadas en nuestro calendario verde, que por un momento se tiñen de azul, marrón, verde y muchos más colores.

Mediante estas líneas, quiero dejaros pensando, plantearos y debatiros sobre todo lo que tenemos entorno natural. No es un artículo con datos científicos. Es un artículo, por y para ti, para vosotros, planteado así, directo, al grano: Muchas veces hemos leído diferentes artículos donde decían e insistían en el papel importante que ejercen los bosques como pulmones de la Tierra. Es evidente, que por la capacidad fotosintética que tienen éstos, permiten transformar y proliferar el oxígeno que hay en la atmósfera. Les debemos mucho. Nosotros sin oxígeno, seríamos como piedras inertes, en el mejor de los casos. Pero veamos…

Imaginad, por un momento, que el planeta donde vives es rocoso, 100% terrestre y sin gota de agua y oxígeno (es difícil ponerse en la piel cuando estás rodeado de agua y oxígeno por todos los lados), pero imaginadlo… Lo primero que se nos pasa por la cabeza, es de donde sacamos el agua para beber y es que un ser humano puede estar, dependiendo de las circunstancias, como máximo entre tres y cinco días sin beber agua. Se convierte en importante, fundamental, vital… Pero nada más lejos de la realidad, este tiempo se convierte en valioso si se compara con otros seres vivos, que tienen en el medio acuático, su hábitat y forma de vida.

Y es aquí donde quiero pararme y plantearos la importancia que tiene el medio acuático para nuestra vida humana. Es como la cuestión de “ser o no ser” en la obra Hamlet de William Shakespeare, y como el medio marino debería ser cuestión de estado: El medio marino constituye más del 70% de la superficie total de nuestro planeta (el “Planeta azul”), en el agua nació la vida, los oceános son reguladores térmicos naturales, absorbiendo el dióxido de carbono en su superficie y emitiéndolo en forma de calor y vapor de agua por la noche, dando lugar a las nubes. También influyen en la temperatura de la tierra, gracias a las corrientes oceánicas, que regulan el clima y el ciclo de nutrientes del agua. De esta manera, posibilitan y regulan el alimento para todos los seres vivos que habitan en él, desde el tiburón blanco hasta el krill, en un ambiente de gran biodiversidad. Constituyen una fuente de recursos energéticos, ya que albergan bolsas de gas y petróleo, y fuentes renovables derivadas de los movimientos marítimos y corrientes submarinas (energía hidráulica) y supone una importante fuente de materias primas, minerales, metales preciosos que luego se destinan a fines industriales y comerciales, y alberga el lugar más profundo de la Tierra (fosa de las Marianas, 10.900 metros de profundidad), pero ojo… ¡No son un vertedero!

Mucho es el patrimonio que albergan nuestros océanos, tan importante que no se ve. Por tanto, démosle la importancia que tiene al agua, al mar, a los océanos y a todas las coberturas y láminas de agua existentes, desde el río más corto, hasta el océano más extenso. Pues como dijo el genial filósofo chino Lao Tse: “Los grandes actos se componen de pequeñas obras”. Si queremos sentirnos orgullosos de la calidad de nuestros océanos, empecemos por dar valor a nuestros ríos. Nos necesitan. Te necesitan. Me necesitan.

Un articulo de Rubén Olalla Salmón  para Iaqua.

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