Huella hídrica y agua virtual
Cada vez que hablamos de la escasez del agua, sin duda nos encontramos frente a una paradoja, ya que en teoría existe suficiente recurso hídrico para los 7.000 millones de personas, sin embargo, la misma se distribuye de manera desigual, es desperdiciada, contaminada o se gestiona de forma insostenible.
A esto se debe sumar otros factores como el cambio climático, así como la demanda de alimentos, por lo que la FAO considera que para el 2050 la producción en éste sector deberá incrementarse un 70%, con el consecuente aumento del 11% del consumo de agua.
Con el propósito de estudiar la demanda del agua, desde la academia, autores como Hoekstra & Chapagain (2008), han elaborado los conceptos de la huella hídrica (basado en la huella ecológica de los noventas) y el agua virtual.
El primero, entendido como “un indicador que informa sobre la sostenibilidad del uso de los recursos naturales”, pudiendo ser usado para medir la huella que genera un individuo, una ciudad, una industria, etc.
Para el cálculo de la huella hídrica, se deben tener en cuenta 4 factores:
- a) el volumen de consumo;
- b) los hábitos de consumo;
- c) el clima; y,
- d) las prácticas agrícolas.
Huella hídrica es “el agua total usada para producir los bienes y servicios consumidos”, y que se conforma de dos elementos:
- a) huella hídrica interna (volumen de agua utilizada en el país para producir los bienes y servicios a ser consumidos en el país); y,
- b) huella hídrica externa (volumen de agua utilizada para producir bienes y servicios a ser importados y consumidos en un país determinado).
En el segundo caso, el “agua virtual” se relaciona de manera directa con la globalización del agua y su gobernabilidad. Los autores se plantean la siguiente hipótesis: es posible que los habitantes asiáticos puedan llegar a influir en el sistema hídrico de Sudamérica, o sí el consumo de maíz en las tortillas de los mexicanos llega a afectar en algo las reservas acuíferas de los Estados Unidos de América.
Ya que en los casos citados, adquirir productos importados (son producidos en un tercer Estado), se usa una ingente cantidad de agua de estos países, lo cual representa un consumo elevado de sus reservas que indirectamente beneficia al país importador.
Por lo expuesto, resulta obvio realizar una valoración a nivel global, al afrontar los retos y las implicaciones que tiene la gestión del agua en el planeta; así, la huella hídrica como indicador se encarga de medir el impacto que tiene el consumo de las reservas de agua dulce.
Los problemas relacionados con la gestión del agua deben ser entendidos en un mundo globalizado, donde las fronteras en materia comercial cada día desaparecen a través de los acuerdos de libre comercio, y pocas veces nos preguntamos sobre las consecuencias que podrán tener en temas como el consumo de agua virtual.
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