Cuando compramos una botella de agua no pagamos sólo el contenido: el verdadero coste de estos envases de debe al plástico con que están fabricados.
Además, el impacto medioambiental de estas botellas para el medio ambiente es enorme.
La producción, llenado, etiquetado, transporte, almacenamiento y reciclaje constituyen las etapas más costosas de las botellas desde este punto de vista.
Recientemente la ciudad de San Francisco ha prohibido la venta de agua embotellada en plástico en sus lugares públicos. Esta medida pretende eliminar uno de los residuos más peligrosos que genera el hombre. Una enorme cantidad de estos envases de un solo uso acaba en el mar tras su consumo.
Sin embargo, no solamente se trata de eliminar un residuo que tarda muchísimo tiempo en descomponerse, sino que la fabricación de estas botellas supone un impacto medioambiental y un consumo de recursos que no tienen justificación.
Una vez consumidas, la mayor parte de estas botellas acaban en el mar.
La gran mayoría de las botellas de plástico esta hechas de polietileno (PET), producido a base de petróleo, la extracción del cual es un enorme fuente de emisiones de efecto invernadero. Además, la producción de plástico genera gases tóxicos que acaban emitiéndose a la atmosfera.
Las botellas también pueden estar hechas de plástico “biológico”, un producto proveniente de materiales vegetales como el maíz o la remolacha azucarare que no deja por ello de ser un enorme consumidor de agua, además de utilizar tierras de cultivo en detrimento de la producción de alimentos.
El transporte de agua embotellada también puede suponer un enorme coste medioambiental: algunas veces, una botella de agua puede conllevar el consumo de un litro de gasolina para su transporte, con las consiguientes emisiones de CO2.
Según datos del Pacific Institute, durante la producción de una botella se consume hasta tres veces el volumen de agua de su contenido. Por otro lado, no todas las botellas son convenientemente recicladas: en Europa, cada año se reciclan unos 60 millones de botellas de plástico, aproximadamente la mitad del total de botellas que hay en circulación.
El resto acaba en los vertederos o en el mar, donde necesita cientos de años para descomponerse. La contaminación plástica de los océanos es uno de los problemas medioambientales más graves, ya que supone un serio peligro para la fauna marina y las aves.
EEUU es el mayor consumidor de plástico del mundo, seguido de cerca por China, que produce y vende cada año millones de botellas de plástico, para lo que se invierten unos 18 millones de toneladas de petróleo.
Esta normativa, que entro en vigor el año pasado para eventos al aire libre, prohíbe la venta de agua embotellada en envases de menos de 5 litros, lo que incluye la venta en kioskos, puestos callejeros, ferias y convenciones. Solamente se permitirá la venta si no existe una fuente alternativa de agua adecuada. La prohibición de venta de botellas de plástico en los lugares públicos forma parte de un plan más amplio que pretende reducir al mínimo los residuos que genera la ciudad para el año 2020.
“Hasta hace relativamente poco, nuestro mundo no era adicto a las botellas de plástico”, cuenta David Chiu, Presidente de la Junta de Supervisores de la ciudad. “Fue solamente en los años 90 cuando la industria del agua embotellada, valorada en unos 60.000 millones de dólares, experimento un enorme crecimiento basado en el marketing masivo y las campañas de distribución”.
Según el, la prohibición de venta de agua embotellada en plástico en lugares públicos es solamente el primer paso. “Se trata de hacer ver a los ciudad
anos que es factible”, afirma. Más adelante se impondrán otra prohibición. En el año 2007, la ciudad prohibió las bolsas de plástico, lo que ha hecho que los consumidores utilicen mucho más las bolsas reutilizables.
La prohibición de las botellas de agua en EEUU ya está vigente en 14 parques nacionales, en varias universidades y en toda la ciudad de Concord, Massachusetts.
En San Francisco, quienes incumplan la ley podrán ser sancionados con multas de hasta 1.000 dólares.
¿Le decimos adiós a las botellas de plástico?
Articulo original de Ladyverd
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