¿Inmersión en agua fría después del ejercicio? ¡ERROR!
Se cree que la inmersión en agua fría después del ejercicio reduce la fatiga y el dolor muscular, siendo una modalidad de recuperación post-ejercicio frecuentemente utilizada.
Sin embargo, estudios recientes que han evaluado las influencias regulares de la inmersión en agua fría después del entrenamiento de fuerza en las adaptaciones musculares agudas y a largo plazo informan de que esta no es una buena estrategia si queremos aumentar nuestra fuerza y nuestra masa muscular.
Disminución de la señalización anabólica aguda y las adaptaciones a largo plazo en los músculos
La inmersión en agua fría reduce el flujo sanguíneo muscular en reposo y después del ejercicio. Debido a que la síntesis de proteínas musculares depende de un suministro sanguíneo adecuado, la disminución del flujo sanguíneo muscular después de la inmersión en agua fría puede tener importantes implicaciones para el metabolismo muscular durante la recuperación del ejercicio.
Un estudio reciente ha informado de las claves por las que esta no es una buena estrategia para después del entrenamiento de fuerza.
Se compararon los efectos de la inmersión en agua fría y la recuperación activa en los cambios en la masa muscular y la fuerza después de 12 semanas de entrenamiento de fuerza del tren inferior, el cual incluía prensa de piernas, sentadillas, extensiones de rodilla, zancadas y ejercicios pliométricos (diferentes tipos de saltos), con cargas entre 8-12 repeticiones máximas, realizado dos días a la semana (72 horas de separación).
También se examinaron los efectos de estos dos tratamientos sobre las vías de señalización de la hipertrofia y la actividad de las células satélite en el músculo esquelético después del entrenamiento de fuerza.
La inmersión en agua fría se realizó cinco minutos después de cada sesión de entrenamiento. Los participantes en el grupo de inmersión en agua fría se sentaron en un baño inflable durante diez minutos con ambas piernas sumergidas en agua hasta la cintura.
Se hizo circular agua continuamente y se mantuvo a diez grados centígrados usando una unidad de enfriamiento circulatorio. Los participantes en el grupo de recuperación activa realizaron una recuperación activa de diez minutos a una baja intensidad auto-seleccionada en un cicloergómetro (bicicleta estática que mide la capacidad de trabajo).
¿Qué se comprobó? Pues que la inmersión en agua fría atenuó las ganancias a largo plazo en la masa muscular y la fuerza, además de que también atenuó la activación de las proteínas clave y las células satélite en el músculo esquelético hasta dos días después del entrenamiento de fuerza.
Para quien no lo sepa, las células satélite tienen una importancia vital en el aumento de la masa muscular, ya sea activándose para la formación de nuevas fibras musculares o donando su núcleo a otra fibra muscular que lo necesite por el aumento del tejido muscular (si aumenta el tejido muscular se necesitan nuevos núcleos para controlarlo).
Por tanto, las personas que utilizan el entrenamiento de fuerza para mejorar su rendimiento, su composición corporal, para recuperarse de una lesión o para mantener su salud deben reconsiderar la utilización de la inmersión en agua fría como estrategia para recuperarse y mejorar.
La evidencia científica actual indica que la inmersión en agua fría atenúa los cambios agudos en el número de células satélite y en la actividad de las quinasas que regulan la hipertrofia muscular, lo que puede traducirse en una menor ganancia de fuerza e hipertrofia en el entrenamiento a largo plazo.
La inmersión en agua fría después del entrenamiento de fuerza atenúa la señalización anabólica aguda y las adaptaciones a largo plazo en los músculos, por lo que su uso como una estrategia regular de recuperación post-entrenamiento debe ser reconsiderado.
Un artículo de Vitonica.com
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