El agua y las otras bebidas – Agua, una declaración de vida sana

Existe una gran diferencia entre las bebidas que contienen agua y el agua pura. Los refrescos dulces (gasificados o no), el café y otros preparados pueden contener sustancias que no tienen efectos beneficiosos sobre la salud.

 Las bebidas que contienen cafeína estimulan las glándulas suprarrenales, los zumos de fruta y refrescos dulces llevan una alta dosis de azúcar, y las bebidas con gas pueden contener un elevado nivel de sodio.

 Estas bebidas aportan al organismo calorías superfluas, sustancias diuréticas o estimulantes del sistema nervioso central, en vez de purificarlo como hace el agua pura. Analizamos algunas de estas bebidas, (aquellas que tienen mayor consumo):

Refrescos dulces sin alcohol:

La sed es un reflejo que nos advierte de la necesidad de restablecer nuestro equilibrio hidrosalino. Pero, claro está, no nos dice que debemos beber. Los fabricantes de refrescos invierten millones de dólares para convencernos de que, al menor síntoma de sed, lo más adecuado es consumir su bebida.

E incluso, se aseguran que sus productos estén disponibles para que lleguen a todo el mundo. En 1997 se vendieron 27.000 millones de unidades en 2,8 millones de expendedores automáticos de refrescos.

Las campañas publicitarias de estas empresas están dirigidas primordialmente a un público infantil que comienza a consumir estos productos a temprana edad (un quinto de los niños estadounidenses de 1 a 2 años ya consume refrescos). Aunque la mayor franja de consumidores reales está localizada entre los 12 y 29años, con una media diaria de dos latas de refrescos al día.

En los EE.UU. el consumo de estas bebidas se ha multiplicado por diez respecto a finales de los años 50. Y los refrescos suponen más de un tercio de todo el azúcar ingerido en la dieta. Según el US Department of Agriculture (USDA), quienes consumen 1600 calorías diarias no deben ingerir más de 6 cucharaditas de azúcar refinado, cifra que asciende a 12 para una dieta de 2200 calorías ya 18 para una de 2800.

Los refrescos sin alcohol son la quinta fuente de calorías en los adultos. Representan el 5,6% de todas las calorías consumidas por los estadounidenses. En los adolescentes varones significan el 9% de las calorías, y en las chicas, el 8%.

 Estas bebidas tan comunes y populares en nuestra vida diaria constituyen en cierto modo un factor de riesgo para la salud a causa de sus contenidos (azúcar, cafeína, aditivos) y además estás remplazan de forma paralela al agua libre de calorías o bebidas que aportan vitaminas, minerales y otros nutrientes.

 La obesidad aumenta el riesgo de diabetes y de enfermedades cardiovasculares, y crea importantes problemas de orden psicológico a quienes la padecen. Aún al no estar demostrado que los refrescos sean directamente responsables de la obesidad, es indudable que contribuyen a la aparición de la misma. De forma directa los adeptos a estos refrescos consumen menos leche y otros productos lácteos, por lo cual corren el riesgo de contraer osteoporosis, una enfermedad que aumenta la fragilidad de los huesos.

Otra consecuencia del abuso frecuente de refrescos es la caries dental, debido a la cantidad azúcar refinado que contienen estos. Las dietas que incluyen una cantidad excesiva de azúcar también pueden promover la aparición de enfermedades cardiovasculares porque aumentan el nivel de triglicéridos en la sangre y favorecen la diabetes, dos de sus principales desencadenantes. Estudios realizados en los Estados Unidos han demostrado una relación entre el consumo de bebidas gasificadas (sobre todo de aquéllas con cafeína) y los cálculos renales, una enfermedad muy común en los países industrializados. Los refrescos con gas, por su elevado contenido de azúcar, pueden y deben considerarse como caramelos líquidos, y su uso debería estar limitado por los nutricionistas y por las autoridades públicas.

Algunos consejos:

  • Las familias y personas individuales deben de analizar con seriedad la cantidad de refrescos que ingieren, sin llegar a ser éste un acto improvisado.
  • Los médicos y nutricionistas deben de informar de los peligros que conllevan estás bebidas a sus pacientes y controlar la cantidad que estos consumen.
  • Las corporaciones que se ocupan de advertir las enfermedades cardiacas, las caries o la osteoporosis deberían incluir en sus campañas el consejo de reducir la ingestión de refrescos.
  • Las administraciones municipales, provinciales y regionales deberían ocuparse activamente de suministrar agua potable de calidad, instalar fuentes en calles o plazas, y dispensadores de agua filtrada, buena y fresca.
  • En locales o establecimientos públicos como escuelas, hospitales u oficinas deberían instalarse dispensadores de agua de calidad en lugar de máquinas expendedoras de refrescos.
  • La investigación científica debería analizar con más insistencia la relación entre abuso de refrescos y el estado nutricional, la obesidad, la caries, la osteoporosis y las enfermedades cardíacas.

Bebidas con cafeína:

Determinados aditivos de los refrescos, como la cafeína, pueden causar problemas de salud. Entre los inconvenientes que provoca la cafeína encontramos el aumento de la excreción de calcio con la orina; además, tiene efecto diurético y, en los niños, genera una forma de dependencia. Provoca nerviosismo, irritabilidad, insomnio y taquicardia. Puede calmar una cefalea, pero también puede inducirla. Además, cuando los niños de 6 a 12 años dejan de consumirla, experimentan disminuciones del tiempo de atención y del rendimiento.

Cerveza:

La cerveza es una bebida óptima y deliciosa, pero tiene un poder de hidratación muy escaso. Por el contrario, en razón de su efecto diurético tiende a deshidratar el cuerpo. Se recomienda la abstención de beber cerveza a aquellas personas que realizan deporte en zonas de climas cálidos y húmedos.

Bebidas deportivas:

 Estos refrescos pueden ser ventajosos para deportistas que ejercen actividades físicas intensas durante 90 minutos o más. No hace falta reponer el sodio, el potasio y otros electrolitos perdidos durante un entrenamiento normal, porque no es reserva de estas sustancias. En cambio, si el entrenamiento o la competición duran 5 ó 6 horas, como en el caso de los fondistas y maratonianos, conviene añadir al agua carbohidratos y electrólitos.

 Puntos más importantes:

  • El agua pura es la bebida con mayor poder hidratante.
  • El café, el té y la cerveza son diuréticos, por lo cual deshidratan en vez de hidratan.
  • Los refrescos que no contienen alcohol, si se ingieren en grandes cantidades y durante un tiempo prolongado, por su elevado contenido de azúcar pueden ayudar la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y los cálculos renales.
  • En escuelas, oficinas, hospitales e instituciones públicas debería restringirse el expendido de refrescos en beneficio del agua fresca y pura.

Las bebidas deportivas que contienen carbohidratos y electrolitos deberían utilizarse únicamente para entrenamientos o competiciones de larga duración y gran intensidad.